Emili Sempere. EL NUEVO MUSEO DE DISEÑO (DE CERÁMICA) DE BARCELONA

UN MUSEO SIN DUENDE



Como ya informamos en el artículo  El Museo de cerámica de Barcelona cierra puertas 1957-2013  (nº 133) ha estado traspasado al nuevo Museo del Diseño,  inaugurado el 13 diciembre de 2014.
De los más de 50 museos y fundaciones  existentes de Barcelona, el del diseño, con un total de 70.000 piezas, se trata de un macro proyecto cultural, más ambicioso llevado a cabo en estos últimos años por el Gobierno de la Generalitat. Con una superficie de 25.000 m2 útiles construidos, de los que 5.000 m2 están destinados a las exposiciones permanentes; 3.000 m2 a la sala de las temporales y  2.000 m2 a almacenes de reserva de las colecciones. Posee además, como todo museo que se precie una amplia biblioteca con  916 m2. El salón de actos para conferencias  es de 800 m2, con capacidad para 300 plazas. En el resto, de unos  10.000 m2 se encuentran las  oficinas, servicios, vestíbulos y demás.  Todo ello representa  un coste que supera ampliamente los 100 millones de euros.

Las Ventajas. Se trata de un edificio racional de nueva plata concebido con el propósito de un museo moderno, dotado de infraestructuras adecuadas para tal fin, ya que la mayoría de museos de nuestro país se encuentran ubicados  en edificios rehabilitados y poco apropiados para la función museográfica: palacios, casonas, conventos y demás. Con estas flamantes instalaciones y mecanismos de acceso, uno piensa, por fin un museo concebido con criterio moderno propio del siglo XXI.
Otra de las ventajas, es que con una  vista rápida se pueden contemplar y formarse una idea  de las muy diversas colecciones que entraña, puesto el recorrido abarca desde el siglo III al siglo XX, con lo cual efectivamente se puede hacer una idea transversal del amplio mundo del arte y funcionalidad del diseño a través  del tiempo, y  puesto que el museo comprende cuatro museos preexistentes y tan dispares como son, el Textil y la Indumentaria, la  Cerámica, las Artes Graficas y el de Bellas Artes con el mobiliario y objetos decorativos, lo primero que se piensa es que efectivamente se trata de un potente museo.
Asimismo positivo, y  no se suele considerar, es la Biblioteca, en este caso muy importante, debido a que no se hallan bibliotecas especializadas en  Bella Artes y un fondo que supera los 20.000 documentos: entre libros, catálogos y revistas. Para el investigador o estudioso representa una fuente primaria de la que se puede sacar cantidad de información para trabajos de investigación y tesis doctorales. Así mismo, museo y biblioteca se ubican en un lugar céntrico y bien comunicado que facilita su acceso.

Las desventajas. Resultado, una vez terminada  la visita y analizada detenidamente como se halla expuesta la cerámica y otros objetos, como del espacio que disponen las colecciones, la impresión ya no resulta tan positiva. De las 22.000 piezas de cerámica con que cuenta, tan solo se exponen 200 obras, el resto, muchas de ellas únicas, quedan en los almacenes de la reserva, las cuales no se podrán ver fácilmente ya que según se nos ha informado están guardadas en cajas, y  de momento no se dispone de  un archivo fotográfico para poder consultar. La muestra de cerámica, se encuentra en la segunda planta, de las cuatro con que cuenta abiertas al público. La colección de cerámica española, es la más completa por épocas y estilos (del mundo),  y ni tan solo se muestran en un conjunto, si no que se expone en cuatro salas o departamentos,  junto con 1.000 piezas más  de  textil, trajes, vidrio, orfebrería, carruajes, papeles pintados y muebles “bellas artes”. Cerámicas en vitrinas de las ya existentes en el anterior museo, con la desventaja que están situadas alrededor de las paredes y el  centro ocupado por otros materiales, con lo cual queda dispersa y con falta de perspectiva visual. Si  el Museo del palacio de Pedralbes, ya resultaba falto de espacio con 15 salas y una de exposiciones. Salas magnificas como la de maravillosa de Alcora o de cerámica catalana, las de cerámica contemporánea, y un salón de actos, las colecciones se hallaba dignamente  expuesta y con una selección esmerada de obras, pero actualmente ha quedado descontextualizada: “de diseño”.



Los Museos de Bellas Artes. Para encontrar los orígenes de los  museos de bellas artes, es necesario remontarnos  a mediados del siglo XIX, en la época victoriana y fruto de la  industrialización y las exposiciones universales e internacionales. Surge una clase media que empieza a coleccionar objetos artísticos y antiguos, que pasarían  a formar parte de los nuevos  museos South Kesington Museum  del arte y la industria (1857), el cual, quedó absorbido por el Museo del Victoria y Albert (1899) ambos en Londres, es el mayor museo del mundo, cuenta con unos cuatro millones de piezas, entre ellas una importante colección de cerámica española. En París el Museo de Bellas Artes, inauguró en 1897, mientras el de Viena es de 1891. Por esas fechas, ni Madrid ni Barcelona contaban con museo de bellas artes o artes decorativas.
En Barcelona el Museo de Artes Decorativas y Arqueología se creó en 1921, con el propósito de agrupar estos materiales, pero durante los años veinte y treinta estas colecciones se incrementan considerablemente gracias a las colecciones adquiridas y donaciones, hasta que en la década de los cincuenta y setenta con buen criterio, se apuesta por los museos monográficos, con personal profesional en cada materia y así surge el Museo de Arte, Museo Etnológico, el del textil, el grabado, y de cerámica el 1966, mientras que el de Bellas Artes, no solo no prospera, sino que queda reducido a la mínima expresión a causa de que su colección no es  relevante.
            Es en 1992, cuando el consistorio de Barcelona decide fusionarlos y construir el monumental edificio del Museo del Diseño, con diversas polémicas; la Asociación Ceramistas de Cataluña, de Ceramología y Cerámica Catalana nos opusimos por considerar el Museo de Cerámica perdía su identidad, al quedar ”compactado”, de nada sirvieron las protestas. Como se ha adelantado, este modelo de museos con miles de piezas es poco operativo porque contiene objetos dispersos, de muy diversas procedencias y épocas, es por esta razón que el museo de Bellas Artes es un concepto decimonónico superado. Cuando aún no exsistian los museos monográficos, aún se justificaba, pero hoy día un museo de bellas artes y de diseño contemporáneo no se justifica y es más, con miles de piezas tan dispares es prácticamente inviable puesto que representa dos conceptos, y el Museo del Diseño de Barcelona, es un ejemplo palpable. Cuando en España en el último cuarto  de siglo XX, se han fundado más de 20 museos de cerámica: Alcora, Onda, Manises, Talavera, Agost. Ametlla de Mar, Argentona, La Bisbal, Quart, Alcazar de San Juan, Rupit, Esplugues de LL. Valoria la Buena, y Oleiros entre otros. Incluso el museo de Valencia era de Bellas Ares y Cerámica, en una región con la mayor tradición de cerámica de España, con buen criterio se optó por convertirlo en el Museo Nacional de Cerámica. Y sin embargo, el de Barcelona, que era el más emblemático e interesante, por unas decisiones  políticas interesadas, primero se dejó agonizar y finalmente se le ha clavado la puntilla. Incluso, se han devuelto piezas donadas por los ceramistas contemporáneos, para finalmente, quedar disuelto como un azucarillo en aras del “diseño”.
            Es de esperar que dentro de unos años la racionalidad y el criterio científico se impongan, recupere su autonomía y vuelva a ser el magnífico Museo de Cerámica de Barcelona.

Emili Sempere

8 febrero 2015

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